"Cuando la vida nos desafía, es necesario que despierte y aflore todo ese mundo de posibilidades que cada uno de nosotros alberga en su interior"

Archivo del blog

martes, 30 de julio de 2013

En serio... ¿qué cojones estás haciendo?

Si es la primera vez que entras en este blog, aquí tienes detallado su objetivo.

Hoy me siento como cuando esperas señales de ese amor cabrón que se empeña en no llamar. Sabes que quiere hacerlo, pero por arte de su magia particular no lo hace. Y mientras yo duermo agarrada a él, desayuno tocándolo, trabajo con él entre mis piernas, ingiero sin parar de mirarlo, sudo al Retiro cogido a mi brazo y es a quién observo por última vez antes de dormir. Frío. Impertérrito.

Maldito móvil.

¡Qué triste llegar a esto! Teléfono y mail se han convertido en mi pozo de esperanza. De frustración. ¡Qué pena en serio! Pero bueno, es lo que hay, ¿no?

Creo que no hace falta puntualizar que hoy no tengo el día. Hoy no tengo ganas de decir que todo va a ir bien porque estoy enfadada. Porque dudo de todo. Porque estoy acalorada por el simple hecho de estar sentada y escribir. Leer. Enviar. Responder. Preguntar. Buscar. Escuchar. Y suspirar.

Y sigo esperando.

Una llamada.

Maldita sea.

Porque llegaste oferta. Llegaste un duro lunes y entre líneas podía leer mi nombre. Y mis apellidos. Buscabas a alguien como yo. Sin lugar a dudas. ¿Qué narices estás haciendo dejándome escapar? ¿Qué no te convence? ¿Quién te ha robado el corazón? ¿Qué debo hacer? ¿Esperarte o pasar página? En serio... ¿Qué carajo estás haciendo?

Pero, ¿sabes qué? En tu ausencia sigo buscando alguien que sepa apreciarme. Y me da igual que llores, porque más lágrimas frustrantes como las que se han visto en Lavapiés no las hallarás. Sigo inscribiéndome en otros que no me hacen sentir la misma pasión, pero que me permiten recuperar la confianza en mí misma. Porque al final se trata de eso: recordar que estoy aquí sin merecerlo. Aquí. En la pena. En el ¡basta ya!

¿Por qué pierdes el tiempo?

En fin.

Me pregunto qué me diría mi maravilloso Javier Iriondo. Dímpel, querida...

(le sonrío)

Convencida estoy de que me empujaría a no desesperar, a disfrutar del espacio paralizado en el que me veo anclada, a descubrir mis fortalezas y a sonreír a la vida.

Si lo sé. Pero hoy no. Hoy quiero patalear. Tengo dolor de amor. ¿Amor?

Sí. Amor por mi trabajo. ¿Trabajo? ¿Qué trabajo?

El que busco. Punto.

Por cierto, bonito -sí, tú... el que no me llama-, en breve vuelvo a estudiar. Me han concedido una beca para hacer un curso online y todo porque les gusta mi CV y porque ni nombre sale en el INEM. ¿Qué te parece? A mí ideal de la vida. Ideal.

Que no digan que estamos quietos.
Que no digan que vivimos panza arriba.
Que no digan que no lo intentamos.
Que no digan que NO VALEMOS.

Sigo adelante...





2 comentarios:

  1. Regla número 1 del club de la lucha: tienes derecho a patalear, a quejarte, a desesperarte durante un rato en días como el que has tenido hoy. Pero… eso mismo. Tan sólo un rato. Después… sube al ring y golpea tan fuerte como se nota que sabes golpear. Ánimo :)

    ResponderEliminar
  2. No uses la energía en cabrearte. Va a llegar, escucha como va caminando hacia tí, disfruta de su venida..sea ése que deseas o quizá uno mejor por venir. En días como éste "lo mejor está por llegar" te gustaría que fuera un corcho que metieras a los demás en el culo a cada comentario estilo jodorowsky, lo sé...al menos a mí me pasa a menudo. Cierra los ojos, respira, disfruta del camino, porque lo bueno se acerca. Fuerza.

    ResponderEliminar