"Cuando la vida nos desafía, es necesario que despierte y aflore todo ese mundo de posibilidades que cada uno de nosotros alberga en su interior"

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martes, 30 de abril de 2013

Voy a dejar de ser una simple hormiga


  • 23 días en paro
  • Estado de ánimo: cansada 
  • Libro de cabecera: "Ahora YO. ¿Y si creas tu propio futuro en lugar de encontrártelo?". Dr. Mario Alonso Puig 
  • Novedad: ¡hoy he ido a curso de formación!
  • ¿Quién soy?: www.dimpelsoto.es
  • Sígueme: https://twitter.com/DimpelSoto                                                                 
  • Para los que no conozcáis este blog, AQUÍ tenéis detallado su objetivo


Dirige tu mirada a la foto de la izquierda. Lee su frase como mínimo 3 veces. Y respóndete. Pero esta vez, sé sincero contigo mism@. Deja de consolarte o refugiarte en excusas. O peor, de escudarte en factores externos que -aseguras- te impiden vivir la vida que deseas.

Y no te enfades conmigo si piensas que no te conozco de nada y estoy siendo demasiado incisiva. No te enojes porque yo me siento igual que tú. Perdida. Sobrepasada. Pero aquí me tienes, escribiendo de nuevo con la esperanza de ayudarte ayudándome.



Y es que yo siempre he sido 'víctima' (debería empezar a obviar esta palabra) de mis inseguridades. En infinidad de ocasiones, me he autoconvencido de que tengo limitaciones, y de que mis puntos fuertes no desequilibran la balanza. Más al contrario, mis talones de Aquiles -que ¡eh! debo ser la única que tiene más de uno- siempre han destacado por su transparencia al ojo ajeno, mientras que mis virtudes siempre han brillado por su falsa humildad. Porque, seamos políticamente incorrectos: ¡reconocerte tus valías no está bien visto! Somos la cultura de la falsa modestia, y nadie nos avisa de lo peligroso que puede llegar a ser. Nadie nos advierte de que un día esos pensamientos te llevan a ser quien eres. A ser lo que haces y a ser lo que dices.

Sospecho que muchos sabéis de lo que os hablo, ¿verdad? Pues bien, como tampoco quiero ahondar demasiado en la herida y sacudir en exceso la mierda acumulada bajo nuestras alfombras, hoy voy a compartir con vosotros una virtud. Mía. Sólo mía.

SOY UNA PERSONA CREATIVA.

Ya lo he dicho.

(me rasco la nariz)

(cuando me rasco la nariz es porque estoy nerviosa)

(me tienta la idea de borrar todo lo escrito. ¿Qué tontería acabo de escribir? ¿Qué van a pensar de mí los que lean esto?)

(esto parece una intervención de alcohólicos anónimos: hola me llamo Dímpel Soto y soy creativa.)

(¿qué más da? Puede que esto no se lo lea ni Dios)

SOY UNA PERSONA CREATIVA, Y AUNQUE NO ME LO CREA DEL TODO, VOY A DEMOSTRARME A MÍ MISMA QUE SÍ LO SOY.

Y no es que esta mañana me haya engullido dos libros de autoyuda, ni bebido la mitad de ginebra que ronda por casa. No. Hoy, he cogido el metro bien temprano, con café en mano y bolso repleto de libretas y bolis -casi parecía que iba a trabajar-, y me he ido al Col·legi de Periodistes de Catalunya.

"Creatividad frente a la crisis: Conviértete en un cazador de ideas". Así se titulaba el curso de formación, cuyo objetivo era descubrir la creatividad interna de cada uno, desbloquearla y dominar su proceso.

(por cierto, una de las cosas buenas de quedarse en paro es que te puedes inscribir de forma gratuita. Más información, AQUÍ)

Mirad. No os voy a mentir. Uno de los grandes miedos que me acechan desde que me he quedado en paro es responder a la siguiente pregunta: si finalmente no consigo que nadie me contrate, ¿cómo me lo monto por mi cuenta? ¿tengo acaso alguna idea que desarrollar y vender? ¿¿¿¿¿¿¿tengo ideas??????

Siempre he pensado que el traje de hormiguita trabajadora, obediente y eficaz me sentaba de fábula. Las abejas reinas son alta costura. A mí, adjudicarme un trabajo y lo cumpliré a la perfección. El liderazgo y las ideas originales dejadlas en manos de otros.

Y así he pensado siempre.

Lamentablemente.

Pensamiento limitante.

Vaya mierda.

Volvamos al curso.

Interesante. En serio. Compartir tu experiencia con otras hormiguitas y abejas reinas desorientadas es muy gratificante. Hablas, escuchas, tomas nota, te remueves, te preguntas, suspiras, imaginas, te entristeces, te entra el hambre. Descanso de 20 minutos. Fumas un cigarro, bebes el cuarto café de la mañana, hablas con alguno de tus compañeros. Vuelves a clase. Tomas nota, escuchas, relees, miras de reojo a los otros, bajas la cabeza, suspiras y... ¡boom! Haces un click.

En mi caso lo hice cuando quedaban cinco minutos para irnos -más vale tarde que nunca-. Ha sido justo cuando la profesora, Purificació González, nos ha preguntado a cada uno de nosotros qué hemos obtenido del curso. Todos mis compañeros tenían una respuesta. Menos yo.

- Purificació, es que no lo sé...-
- Tranquila. Sigo con tus compañeros (estábamos colocados en círculo) y te lo vuelvo a preguntar al final-
- Ok-

Uffff.... Bloqueo al canto. Pero intuía que estaba a punto de dar un pequeño paso. Era cuestión de segundos. ¿Sabéis esa sensación de tener algo en la punta de la lengua que está a punto de salir? Pues igual.

La profesora me mira.

La miro.

La sonrío. Me sonrío.

- Ya lo sé-

P: ¡muy bien!

- He descubierto que todos podemos ser creativos. Por el simple hecho de somos individuos únicos, cualquier expresión de individualidad es un trabajo creativo. Y, posiblemente, ya va siendo hora de que esas ideas que me rondan por la cabeza las transforme en algo tangible. Puede que haya llegado el momento de trabajar no sólo las de otros.

ALUCINA.

Así que, a partir de hoy, voy a intentar crear un proyecto. La idea la tengo. Me falta darle forma. Y lo fundamental: creerme que puedo hacerlo.

Si alguno de vosotros se siente igual, os paso una bibliografía que os puede ayudar. Hay que empezar por algo, ¿no?

Tienes una idea (Pero aún no lo sabes)
Pau García-Milà
2013

Seis sombreros para pensar
Edward de Bono

Y acabaré como he empezado: con Walt Disney. Hombre creativo que conoció el fracaso y el renacer de las cenizas, poseía su propia técnica de creatividad. Según él, el Cazador de Ideas disponía de 4 sillas en las que sentarse. Necesarias todas ellas, pero ninguna más importante que la otra.


    1. La silla del soñador. Libertad para soñar e imaginar aquello que deseas.
    2. La silla del organizador. ¿Qué me hace falta para que el sueño se haga realidad?
    3. La silla del crítico. ¿Con qué problemas me puedo encontrar?
    4. La silla del observador. ¿Cómo se ve desde fuera?
El objetivo es aposentar nuestra mente en todas ellas. Ir de la 1 a la 2. De la 3 a la 1 si hace falta. Llegar a la 4 y revisar la 2. Porque, amigos míos, el verdadero cazador de ideas es aquel que posee un ritmo creativo constante, pero flexible. Siempre flexible.

¡A crear, luchadores!

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